Fabrican máquinas trituradoras de forraje en Sancti Spíritus.

La Empresa de Servicios Técnicos del Ministerio del Azúcar (MINAZ) en Sancti Spíritus, comenzó este año la producción en serie de máquinas trituradoras de forraje, que ya son usadas por productores agropecuarios de varias provincias cubanas.  

Yabray es la marca de los equipos diseñados por los técnicos en mecanización Guillermo Estrada y Ricardo Vázquez, quienes partieron de experiencias anteriores en la producción de forrajeras criollas.

Las nuevas máquinas, que desde el mes de julio se fabrican en la Unidad Empresarial de Base Talleres, pueden triturar una tonelada de alimento por hora, aun cuando su tecnología es sencilla.

La estructura y el cuerpo de Yabray son de producción nacional, en tanto las ruedas, el mecanismo de corte y el sistema eléctrico son importados.   No obstante, el país ahorra 1 500 dólares con cada máquina trituradora de forraje que se fabrique, para no comprar un equipo similar en el mercado internacional, apunta el ingeniero Luis Manuel Mesa, director de la Unidad Empresarial de Base Talleres, de la Empresa de Servicios Técnicos del MINAZ en Sancti Spiritus.

Las primeras 25 máquinas forrajeras Yabray, se comercializan a un precio de 2 800 pesos.   El propósito es terminar el año con 300 equipos producidos, cantidad que pudiera hacerse también en el 2011, si se mantiene estable el aseguramiento de piezas y otros recursos.

“Tenemos previsto fabricar tres modelos, dos con alimentación eléctrica de 220 volts (uno monofásico y otro trifásico) y un tercero que funciona acoplado a un tractor”, informó el ingeniero Luis Manuel.

La Yabray está concebida para moler forraje verde, principalmente caña y king grass, aunque también procesa  vegetales y otras plantas, con un alto grado de trituración, lo que permite que el alimento sea bien asimilado por los animales.

Para comprobar la eficacia y durabilidad del nuevo prototipo, se escogió como “laboratorio” la finca de Reinaldo de la Cruz, campesino del municipio de Jatibonico, quien durante dos años ha usado ininterrumpidamente una de las máquinas, con excelentes resultados.

“Nunca se ha roto y desde que comencé a utilizarla los animales saborean y digieren mejor el alimento”, apunta Reinaldo.    “Ya no concibo el trabajo en la finca sin mi Yabray”, recalca.