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El Espirituano

La nueva Ranchuelera

La nueva Ranchuelera

De las siete Cooperativas No Agropecuarias que hoy funcionan en Sancti Spíritus, sólo una pertenece al sector de la gastronomía:    La Ranchuelera, enclavada junto al Parque Serafín Sánchez, en pleno corazón de cuarta villa fundada por los españoles en Cuba.

Hace ocho meses el colectivo de ese emblemático centro de la gastronomía espirituana se convirtió en el primero del sector estatal de la provincia en formar una Cooperativa No Agropecuaria.    Un cambio que no todos los clientes perciben igual.

“La atención es mejor, la higiene también y existe calidad en las ofertas, pienso que pasar la unidad a cooperativa fue un acierto ”, dice Pedro Álvarez, un asiduo cliente, mientras su compañero de mesa, Adolfo Castillo, lamenta que los precios de casi todos los productos se hayan elevado notablemente.     Por su parte Martha Sánchez, añora los cafés capuchinos y “cortaditos” que siempre se elaboran en La Ranchuelera, opciones de las que nunca más ha podido disfrutar.

Son esos las criterios más comunes de los espirituanos cuando se les pregunta acerca del paso de la Ranchuelera de unidad estatal a  Cooperativa, organización constituida voluntariamente sobre la base del aporte de bienes y derechos y sustentada en el trabajo de sus socios, cuyo objetivo es la prestación de servicios mediante la gestión colectiva, para la satisfacción del interés social y el de ellos mismos.

EL DILEMA DE LOS PRECIOS

La Ranchuelera sigue siendo un lugar frecuentado, pero sus trabajadores aseguran que el número de clientes se redujo.   Una causa es la subida de precios, que Lázaro Rodríguez, Presidente de la cooperativa, atribuye a que ahora la unidad compra a las empresas suministradoras sin subsidios, por lo que varios productos se encarecieron.

“Subieron los precios del café, el jamón, el queso y otros productos, y subieron bastante, porque antes nosotros comprábamos la libra de queso a 4.95 pesos (CUP) y ahora lo pagamos a 24”, acota Rodríguez, quien asegura que no desea aumentar los precios para no perder clientes, pero para ello considera que las empresas suministradoras deben vender más barato.

Roberto Fajardo, Vicepresidente del Consejo de la Adiministración Provincial en Sancti Spíritus, reconoce que es cierto que los precios a los que La Ranchuelera adquiere los productos son más altos, pero aclara que a las cooperativas se les hace un descuento comercial del 20%, con el objetivo de que esos precios no se eleven y puedan mantenerse a un nivel más o menos similar al que tenían antes.    Según Fajardo, esa posibilidad será mayor cuando no existan empresas suministradoras intermediarias.

“Es importante que ellos adquieran el pan, el jamón, el queso y otros abastecimientos en los centros donde se producen, sin que medie ninguna empresa suministradora, para abaratar los precios de sus ofertas a la población, y eso es algo por lo que el país ya se está pronunciando”, señala Fajardo.

La subida de precios, que muchos clientes consideran normal por el paso a la nueva forma de gestión, es menos comprendida en el caso del refresco enlatado, que a La Ranchuelera se el vende con descuento comercial (compra cada lata a 8 CUP y la vende a 12 CUP).

“No sé por qué a muchos les resulta curioso que vendamos el refresco a ese precio, si la cooperativa ahora debe asumir gastos de salario de los trabajadores, agua, electricidad y  el arreglo de cualquier equipo que pueda romperse”,  reflexiona Lázaro Rodríguez.

Otro aspecto tenido en cuenta es que otros productos, cuyos precios de compra son altos, reportan poca ganancia, por lo que no pueden renunciar a las utilidades generadas por el refresco enlatado.

“Los bocaditos ya tienen un precio límite y no los puedo seguir subiendo, pero el refresco sí lo puedo subir hasta 12 pesos, porque así podemos aún competir con otros trabajadores por cuenta propia y con las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) que lo venden más caro”, agrega el presidente de La Ranchuelera.

La unidad puede vender el refresco enlatado a 12 CUP, porque la legislación vigente establece que las Cooperativas No Agropecuarias determinan sus precios según la oferta y la demanda y hasta ahora ningún órgano estatal competente ha fijado un valor máximo para ese producto.

AÑORANZA POR UN CORTADITO

Precios aparte, lo que más lamentan los clientes es que La Ranchuelera perdió algo que la distinguía en toda la ciudad de Sancti Spíritus:     sus distintas variedades de café, que atraían a gran parte de la clientela.  

“El servicio de La Ranchuelera es correcto, pero no tiene la misma aceptación sin los productos que se ofertaban antes con leche, como el capuchino y el cortadito”, dice Eusebio Rodríguez, un espirituano que cada vez que acude al lugar espera encontrar nuevamente esas opciones.

Jorge Rojas, socio de la cooperativa, reconoce que han perdido clientes, no sólo por los precios más elevados, sino porque en la actualidad sólo se oferta el café Express, una de las cinco variedades que habían mantenido por mucho tiempo.

Autoridades del Consejo de la Administración del gobierno provincial y del Grupo de Comercio y Gastronomía, explicaron que  la leche en polvo NO está incluida en los planes de abastecimiento de las unidades gastronómicas del sector estatal ni tampoco de esta Cooperativa No agropecuaria.   

Una opción de La Ranchuelera sería adquirir el producto en las TRD, pero se encarecería demasiado la oferta.     Lo que sí está aprobado es la compra de leche en polvo a una unidad que la produzca, solución que ha demorado.

“Se están haciendo todas las gestiones para vincular a La Ranchuelera con una base productiva para que reciban leche fresca de forma directa y no se renuncie a hacer las ofertas con precios accesibles para la población, pero lo cierto es que ese propósito aún no se ha hecho realidad”, manifiesta Roberto Fajardo.

MÁS SENTIDO DE PERTENENCIA

Los 23 empleados que laboraban en La Ranchuelera cuando pertenecía al sector estatal aceptaron integrarse a la cooperativa, y a ellos se han sumado dos trabajadores contratados, con los cuales la unidad cuenta con trabajadores suficientes para mantener el servicio las 24 horas del día.

“Los ahora socios de la cooperativa tienen mayor sentido de pertenencia, y ejemplo de ello es que nosotros mismos nos preocupamos por comprar el detergente, las frazadas de piso y las escobas;  nos llevamos los manteles para lavarlos en nuestros hogares y hasta las latas de refresco vacías las almacenamos para venderlas en las tiendas de recuperación de materias primas, lo que reporta dinero para comprar insumos que son necesarios”, refiere Lázaro Rodríguez, un presidente que dice sentirse plenamente respaldado por el resto de los socios.

Aunque persisten dificultades, como la no existencia de un mercado mayorista, los trabajadores de La Ranchuelera prefieren la nueva forma de gestión.     Para ellos el beneficio más palpable es el incremento de sus ingresos, que se elevó de unos 250 CUP mensuales a 700 CUP.

“Nosotros invertimos y nosotros mismos somos dueños de nuestras ganancias, no las controla ninguna empresa, sino nosotros, y eso nos incentiva a prestar un mejor servicio, con más calidad y eficiencia”, refiere Jorge Rojas, mientras prepara en la cocina un bocadito especial de jamón y queso”.

Roberto Fajardo, miembro del Consejo de la Administración Provincial que sigue de cerca del desempeño de las Cooperativas No Agropecuarias que funcionan en Sancti Spíritus, evalúa de positivo el quehacer de la Ranchuelera, pues “tiene un resultado positivo en su gestión desde el punto de vista financiero, cerrará el año con utilidades y el monto que sus socios determinen lo distribuirán entre ellos”.

Lázaro Rodríguez asevera que, contrario a lo que muchos piensan, “esta cooperativa no tiene grandes ganancias ni utilidades; estamos funcionando y empeñados en prestar un mejor servicio, con la esperanza de cumplir nuestro fin social y de que el país marche adelante con la actualización de su modelo económico.

Los clientes, por su parte, no quieren saber de agresiones a su bolsillo y muchos desean, cuanto antes, volver a degustar un sabroso cortadito.

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