Blogia
El Espirituano

Alacranes: ¿amigos o enemigos?

Alacranes:   ¿amigos o enemigos? Especialistas y técnicos del Laboratorio Biológico Farmacéutico (LABIOFAM), de Sancti Spíritus, tienen entre sus líneas de trabajo la captura, cría y manejo de alacranes. El objetivo es extraer la toxina de esos animales para su posterior utilización en investigaciones relacionadas con el tratamiento del cáncer.


Para muchas personas mirar un alacrán casi equivale a sentir el fuerte dolor de su aguijonazo. Pero ese temor no parece afectar a los especialistas y técnicos del Laboratorio Biológico Farmacéutico (LABIOFAM), de Sancti Spíritus, centro que desde el año 2004 tiene entre sus líneas de trabajo la crianza en cautiverio y explotación intensiva de escorpiones.

“Nunca les he tenido miedo, pero sí respeto”, dice sonriente Odalys Martínez, una técnica veterinaria que diariamente se ocupa de más de mil 400 alacranes en la sucursal espirituana de LABIOFAM.

Ella y sus colegas capturan y manejan los temidos animales con el fin de extraer las toxinas, que luego se envían a la capital del país para su utilización en investigaciones relacionadas con el tratamiento del cáncer.

BENDITOS ESCORPIONES

El veneno del alacrán Rhopalurus junceus, especie endémica de Cuba, se utiliza popularmente en la isla desde la época colonial, pero durante muchos años los médicos no lo tomaban en serio.

Aunque hoy algunos doctores y pacientes hablan de experiencias positivas en el tratamiento del cáncer, aún no se ha demostrado con total rigor científico la efectividad del veneno del escorpión.

No obstante, el Grupo Empresarial LABIOFAM tiene centros en todas las provincias del país, con personal especializado en la captura, crianza en cautiverio y explotación intensiva de los alacranes, con el fin de concluir la investigación para el registro de la toxina del escorpión Rhopalurus junceus como un producto antitumoral de origen natural y su empleo en ensayos clínicos con pacientes.

En la provincia de Sancti Spíritus existen varias áreas de captura, ubicadas fundamentalmente en los municipios de Trinidad, La Sierpe, Yaguajay y Cabaiguán. “Los encontramos casi siempre en zonas rocosas, húmedas, a orillas de las presas, lejos de los lugares más poblados por el hombre”, explica Remberto Pérez, Jefe del Área de Toxinas del la sucursal de LABIOFAM en la provincia de Sancti Spíritus.

UN LABORATORIO SUI GÉNERIS

Varios estantes llenos de envases y en cada uno un alacrán. Así de sencillo es describir la habitación dedicada a la cría de escorpiones en el Laboratorio Biológico Farmacéutico de la provincia espirituana.

Sin embargo, las actividades que allí se realizan requieren de mucha disciplina y precisión. Sus trabajadores se encargan de alimentar a los animales con larvas de insectos tres veces a la semana, y se les suministra agua diariamente.

“Llevamos un control estricto del comportamiento de cada ejemplar, el número de partos, la mortalidad, todo lo que ayude a un mejor estudio de estos animales”, apunta Odalys Martínez.

En el laboratorio se crían animales en distintas etapas de desarrollo, algunos de ellos con dos años de permanencia y “ordeño” sistemático. También es posible apreciar cómo aquellos que tienen menos de seis meses de vida mudan su esqueleto externo, y hasta se asiste cotidianamente a los partos de las hembras que llegaron gestantes.

“Entre los tres y diez días después del parto separamos las crías y las llevamos al mismo lugar de procedencia de sus madres, con el objetivo de repoblar las áreas y que no se extinga la población de escorpiones”, refiere Remberto Pérez.

DULCE VENENO

Una vez al mes, mediante estímulos eléctricos, se le extrae a cada alacrán 0,02 ml de toxinas, o lo que es lo mismo, apenas dos o tres gotas.

“Hacemos la extracción cada 30 días, pues en ese período las toxinas recuperan sus propiedades”, explica Remberto Pérez, mientras “ordeña” a los escorpiones con sorprendente rapidez.

La sucursal espirituana de LABIOFAM, una de las principales productoras de toxinas de escorpión en el país, aportó el pasado año 1 180 ml y en los primeros meses de 2007 el volumen de toxinas supera ya los 800 ml.

El propósito es seguir incrementando el número de animales en cautiverio y aumentar la producción de toxinas, para contribuir al avance de las investigaciones dirigidas a evaluar las propiedades antitumorales del veneno de los escorpiones.

Y mientras alimenta con larvas de insectos a los alacranes, Odalys Martínez asegura que no piensa alejarse de esos animales, porque su deseo de ayudar a salvar vidas humanas será siempre más fuerte que el temor a una dolorosa picada de escorpión.

2 comentarios

vic -

estimado Sr. Jiménez.

Tiene Usted algún mail en donde pueda comunicarme con Usted.
Gracias

jorge marcelo -

quisiera saber donde se encuentran ubicados, y si tienen algún telefono que me pudieran proporcionar para tener contacto con el laboratorio. se los agradeceria mucho.